El verano viene acompañado del sol y las altas temperaturas. Por esta razón muchas personas se preguntan qué pueden hacer para protegerse del calor sin disparar sus facturas. Los meses de junio, y sobre todo julio y agosto traerán temperaturas más altas de lo habitual según la previsión de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), lo que hace todavía más importante estar correctamente preparado ante el calor para no tener que recurrir constantemente al aire acondicionado.
Son la parte más vulnerable de nuestros hogares. El doble acristalamiento es un buen aliado, pero si no es posible hay algunos trucos que se pueden usar, como colocar cuencos con hielo frente a ellas o mojar las cortinas. Aunque no es la solución más estética, al menos mantendrá el calor a raya. Si no quieres llegar a eso, puedes optar por mantener las cortinas y las persianas cerradas para crear un óptimo entorno de sombra en la vivienda. Perderás algo de luz pero evitarás la entrada de calor.
Mantén las ventanas cerradas durante las horas centrales del día, cuando hace más calor. Aprovecha las horas menos calurosas para abrirlas, como por la mañana o por la noche para refrescar la vivienda, y luego vuelve a cerrarlas para mantener el frescor dentro.
Si tenemos que recurrir al aire acondicionado, podemos reducir el consumo en un 30% gracias a un buen aislamiento de techos y paredes. Enfría solo las zonas que vayas a utilizar para evitar malgastar recursos, así evitarás que tus facturas se disparen.
Recuerda que las de algodón son las que más permiten la transpiración. Cambiarlas recurrentemente aumenta la sensación de frescor cuando vamos a dormir, por lo que es muy recomendable.
La cocina, y especialmente el horno, son fuentes importantes de calor. Utiliza la campana extractora, pues no solo aspira el humo sino también ayuda a disipar el aire caliente, y recuerda cerrar la puerta de la cocina para que el calor no pase al resto de la casa.