¿No te ha pasado en alguna ocasión que has metido en el horno algún alimento envuelto en papel de aluminio y no te has quemado al cogerlo? ¿te has preguntado alguna vez por qué ocurre esto? Todo tiene una respuesta científica.
Pese a su nombre, no es realmente un papel. Se trata de una lámina de aluminio muy fina, que generalmente tiene entre 12 y 20 micras de espesor. Es su poca masa lo que hace que, a pesar de estar muy caliente, no tenga almacenado suficiente calor como para producir una quemadura. Es decir, el papel de aluminio o de plata tiene una capacidad calorífica tan baja que hace que se enfríe rapidamente.