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Tu teléfono móvil lo sabe (casi) todo de ti

Tu teléfono móvil lo sabe (casi) todo de ti
  • Dónde vives, el lugar en el que te encuentras, si viajas en coche o dónde has aparcado tu vehículo son algunos de los datos a los que tu smartphone tiene acceso aunque tu lo desconozcas

Nuestras preferencias, creencias religiosas, tendencias políticas o dónde fuimos durante nuestras últimas vacaciones. Toda esta información sobre nosotros está en internet. Algunos datos los hemos publicado nosotros mismos, y la otra parte se deduce de nuestra actividad en la red o de nuestra interacción con nuestro teléfono móvil.

Hoy en día podemos hacer casi cualquier cosa con nuestros smartphones, de manera que una parte de nuestra vida queda impregnada en ellos como una huella. A través de ellos gestionamos ya casi cualquier cosa, desde nuestras redes sociales hasta las búsquedas por internet.

Gracias a que los llevamos siempre encima y a todo lo que hacemos con ellos, en nuestros móviles se encuentra infinidad de información acerca de nosotros. Unos datos que se recopilan de manera predeterminada a menos que nosotros cambiemos estos parámetros. Por ejemplo, la aplicación de mensajería de Facebook introduce por defecto nuestra localización en los 'chats' cuando conversamos con alguien, de manera que la empresa puede conocer nuestra ubicación. Pero no es la única. Google también sabe donde vamos, de dónde venimos, dónde vivimos y si nos desplazamos en coche o andando.

¿Qué saben de nosotros?

Facebook, por ejemplo, tiene acceso a información sobre quiénes somos, quiénes son nuestros amigos, qué pensamos, dónde vamos, dónde querríamos ir, qué cosas (libros, música, programas, etc) nos interesan, cuáles son nuestros gustos (gracias a los contenidos que marcamos con un 'me gusta'), dónde hemos estudiado, quién es nuestra familia y un montón de cosas más. Saben hasta quiénes son nuestros 'influenciadores', es decir, las personas con las que más contacto y afinidad mostramos en las redes sociales.

Pero no sólo eso. Facebook ha desarrollado recientemente un nuevo algoritmo para el reconocimiento facial que, según recoge ABC, puede identificar a los usuarios en función de una serie de características y detalles almacenados previamente mediante la recopilación de fotografías publicadas por el usuario anteriormente. Es decir, que si la prueba funciona correctamente, el nuevo sistema será capaz de identificar peinados, ropa, posturas y formas del cuerpo de los usuarios, por lo que podrá identificarlos sin necesidad de tener acceso a sus rasgos faciales.

Otras aplicaciones de móvil como Whatsapp vinculan nuestro número de móvil a nuestro nombre y nuestra fotografía. Pero además, como alerta Legalitas, Whatsapp tiene acceso a nuestra agenda de contactos, por lo puede revisar toda la información que tenemos guardada sobre ellos. Además, al descargar la aplicación le damos permiso para utilizar y difundir nuestro estado. Queramos o no, si aceptamos la descarga de esta conocida aplicación, aceptamos esta condición.

La app de mensajería instantánea más extendida también puede mostrar nuestra cuenta y nuestra foto de perfil a cualquier usuario de cualquier país que tenga nuestro número de teléfono, queramos o no. La única manera de evitarlo es bloquear a dicho usuario, pero si nosotros no tenemos su número esta acción se vuelve imposible zde realiar. De hecho, puede haber personas que tienen acceso a nuestro perfil -estado, fotografía...- sin que nosotros lo sepamos, y mientras no se pongan en contacto con nosotros no existe manera de saberlo.

Navegadores como Google, disponibles también en versión para nuestros teléfonos móviles, saben prácticamente todo de nosotros. Conocen exactamente qué buscamos, en qué páginas navegamos, qué compras realizamos, en qué sitios web compramos y en cuales no, qué tipo de vídeos vemos en Youtube... Google incluso sabe qué dispositivos poseemos y cuales de ellos utilizamos, como móvil, tablet y ordenador. Hasta sabe de qué marca y modelo se trata (pues reconoce los dispositivos en los que hemos registrado nuestra cuenta de Google).

La geolocalización de nuestro móvil también es un poderoso arma que ayuda a las empresas a recopilar información sobre nosotros. Podemos verlo, por ejemplo, cuando entramos en un centro comercial y nos llega un e-mail o un mensaje de contenido publicitario relacionado con una tienda que podemos encontrar allí. Esto ocurre porque nuestro teléfono nos delata (ya sea vía los servicios de localización, porque tenemos encendido el bluetooth o porque nos hemos conectado al Wi-Fi del centro), dejando a la vista nuestra ubicación y propiciando que empresas o marcas puedan enviarnos publicidad pertinente en ese momento.

Otros servicios, como el famoso 'Google Now' (una extensión de la aplicación para móviles Google Search) funcionan como una especie de asistente personal inteligente. Pero, ¿cómo podría sernos útil sin saber -casi- todo de nosotros? Este tipo de aplicaciones extraen información de nuestro teléfono que les indica, por ejemplo y entre muchas otras cosas, nuestros desplazamientos. ¿Cómo sino podría mostrarnos la previsión actualizada del tiempo de donde nos encontramos? Porque sabe donde estamos, y donde hemos estado. Sabe donde vivimos, de manera que puede avisarnos del tiempo que nos queda para llegar a casa.

También sabe cuando vamos en coche por la velocidad a la que nos movemos -gracias a los sensores de nuestro teléfono- de manera que cuando detecta que nuestra velocidad de desplazamiento disminuye entiende que ahí es donde hemos aparcado nuestro coche y marca el lugar como aparcamiento, registrando hasta la hora a la que hemos llegado. De hecho, almacena un historial de las ubicaciones que hemos visitado recientemente, por lo que sabe no sólo donde estamos en cada momento, sino donde hemos estado. Esta información puede consultarse aquí.

Google Now puede incluso utilizar información de nuestro correo electrónico de Gmail para realizar recomendaciones. Es decir, que también tienen información de nuestros e-mails. Desde 2012, las condiciones de uso de diversos servicios del gigante Google pueden “combinar la información proporcionada en un servicio con la de otros productos” de la misma compañía. Esto significa que los textos de los mensajes que un usuario recibe en su correo electrónico, los contenidos que consulta o comparte en las redes sociales (como Google+) o el lugar en el que se encuentra condicionan la experiencia que la tiene en otras plataformas como Youtube, y por supuesto definen los resultados que el buscador muestra cuando realizan una consulta. Es decir, que lo saben casi todo de nosotros.

¿Para qué usan nuestra información?

Las empresas aseguran que recopilan nuestra información con la finalidad de aportarnos algo positivo, como ofrecernos una alerta del tiempo o recordarnos donde hemos aparcado el coche, pero la realidad es en parte distinta. Ciertamente, estas aplicaciones nos ofrecen facilidades que pueden resultar útiles, pero adicionalmente la información que recopilan sobre nosotros tiene un gran valor para los anunciantes, pues gracias a ella pueden servirnos publicidad más pertinente, y más allá, estos datos podrían incluso servir a las empresas a la hora de tomar decisiones empresariales.

Todo esto es posible gracias a los contratos de privacidad, que prácticamente nadie lee, y mediante los cuales estas empresas se adueñan del contenido que nosotros, sin saberlo, les proporcionamos. Aunque mucha gente no es consciente de ello, las fotografías que colgamos en Facebook, por ejemplo, dejaron de ser nuestras para pasar a ser propiedad de la empresa. Del mismo modo ocurre con empresas como Google o Apple. Y aunque decidamos eliminar nuestras cuentas, las imágenes junto con toda la información sobre nosotros almacenada en nuestros perfiles durante años no desaparecen, permanecen en sus servidores. Simplemente nuestra cuenta desaparece como tal, y los datos dejan de ser visibles para los otros usuarios.